Listado de productos por marca Bodega Pago de Carraovejas

Una ilusión.

José María Ruiz, fundador de Pago de Carraovejas, es llamado para representar a España en el Primer Concurso Mundial de Sumilleres, celebrado en Milán.

Y junto con el otro representante español “Pedraza”, consiguen un meritorio 5º puesto entre más de 60 países.

Aquella experiencia supuso el inicio de la fermentación de unas ideas: su deseo de poner en marcha su propio restaurante, junto con sus propios cochinillos y su propio vino.

El comienzo.

En 1982 nace en Segovia el Restaurante José María, transformando el concepto de los vinos que se servían en los mesones castellanos. Eliminando la tradicional jarra para dar lugar al vino embotellado, cuidando al máximo la temperatura y el servicio adecuado de los vinos.

Años más tarde, José María Ruiz Benito, gran conocedor, ya en aquel entonces, del potencial de la Ribera del Duero, tuvo la gran ilusión de crear su propio vino para acompañar al cochinillo, el plato estrella de su restaurante en Segovia.

Tenía claro que su ilusión era elaborar un vino diferente que fuera el gran aliado del cochinillo.

En 1987 José María Ruiz encabeza junto con un grupo de segovianos amantes del vino el proyecto de crear una bodega en una buena zona de vinos tintos.

El lugar elegido fueron las laderas de Carraovejas, en Peñafiel, debido principalmente a tres motivos primordiales:

El primero , por ser el gran centro histórico de los vinos de la Ribera del Duero.

El segundo, por su proximidad geográfica a Segovia.

Y el tercero, y quizás el más importante, porque las laderas de Carraovejas eran recordadas por los mayores del pueblo como el mejor maduradero de la comarca. Sin duda la situación, el terreno y el clima tenían mucho que ver.

El sitio era Carraovejas. Sólo había que añadir un componente de calidad y vanguardia que optimizara las favorables condiciones que a todos los niveles puede ofrecer esta zona. Sólo así se consiguió que fuera el primer vino de la Ribera del Duero con 25 % de Cabernet Sauvignon, en una época en la que el Tinto Fino era el rey absoluto.

Así mismo fueron pioneros en la utilización de roble francés en la Ribera del Duero y en instalar riego por goteo en toda la finca.

Presente y futuro.

La primera cosecha de Pago de Carraovejas fue en 1991. En los años siguientes, viña y bodega irían aumentando en sucesivas ampliaciones a través de un continuo pero también pausado y meditado crecimiento, regido siempre por el criterio de no perder ni un ápice de calidad, alcanzándose actualmente las 200 Ha.

A esta superficie de viñedo, hay que sumar los más de 14.000 m2 de edificaciones con las que cuentan en la actualidad. Unas instalaciones donde se unen tradición y vanguardia, con las más modernas tecnologías y un profundo respeto por los procesos naturales, buscando siempre la mejora continua a través de la inversión en diferentes proyectos de investigación, desarrollo e innovación.

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